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Garantizar la seguridad con compartimentos para DEA en el campus y en los estadios

Publicado originalmente en el número de marzo de 2014 de la revista Private University Products and News.

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POR MICHAEL ZUIDEMA

La parada cardiaca súbita es la principal causa de muerte en Estados Unidos y se cobra más de 350.000 vidas al año, según la Asociación Americana del Corazón.

En el pasado, los desfibriladores externos automáticos (DEA) y dispositivos similares eran manejados principalmente por el personal local de los servicios de emergencias, ya que factores como el tamaño, el coste y la complejidad inhibían su uso. Sin embargo, gracias a los recientes avances tecnológicos, muchas de esas limitaciones han desaparecido.

En los últimos años ha quedado claro que las dolencias cardiacas no son el dominio exclusivo de los que no están en forma o de los ancianos. Los medios de comunicación han destacado, por ejemplo, la muerte de varios atletas jóvenes en la última media década, y aunque estos trágicos casos pueden ser raros en comparación con los que sufren infartos, no cabe duda de que es importante tener un plan para emergencias relacionadas con el corazón.

No es de extrañar, por tanto, que cada vez más facultades y universidades estén tomando la decisión pragmática de incluir DEA en sus planes de infraestructuras. Teniendo en cuenta que, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU., los DEA pueden mejorar las tasas de supervivencia entre un 50% y un 80%, su prevalencia no hará sino aumentar.

Por muy importante que sea la presencia de un DEA, no basta con colgarlo en la pared. Es importante conocer todas las opciones y ventajas disponibles para estar lo más preparado posible durante una situación de emergencia que implique una parada cardiaca súbita.

Esto incluye los puntos de ayuda con pedestal y cabina de llamada, comúnmente conocidos como teléfonos de luz azul en entornos universitarios.

Muchos teléfonos de luz azul del mercado tienen la opción de equiparse con compartimentos para DEA con temperatura controlada. Por muy importantes que sean estos pedestales y locutorios a la hora de denunciar delitos e individuos sospechosos, hay una serie de razones por las que añadir carcasas para DEA puede ser una buena opción para las sedes de colegios y universidades que buscan mejorar su seguridad.

Conexión telefónica: La Agencia Federal de Salud Laboral recomienda que cerca de un DEA haya un dispositivo de comunicación de emergencia que pueda utilizarse para llamar al personal de seguridad, del SEM o del 911. De este modo, no sólo se avisa a la ayuda adicional, sino que los socorristas también tienen la oportunidad de guiar a la persona en los primeros auxilios. Dado que los teléfonos de luz azul están equipados con altavoces manos libres, se puede establecer un contacto eficiente y eficaz con la asistencia con sólo pulsar un botón.

Alertar a las autoridades: Además de notificar a los primeros intervinientes durante una emergencia sanitaria, los teléfonos de luz azul supervisan continuamente el compartimento del DEA para comprobar si se ha abierto, manipulado o funciona mal. Si se produce alguno de estos casos, se notifica instantáneamente al personal para que acuda a un punto concreto, lo que elimina la necesidad de comprobar manualmente los teléfonos de luz azul y proporciona una localización exacta durante un incidente.

Por supuesto, el propio DEA debe inspeccionarse periódicamente para evitar daños y fallos de funcionamiento. Se espera que la mayoría de los DEA duren entre cinco y diez años y, aunque se utilicen poco o nunca, deben funcionar correctamente en todo momento.

Balizas visuales: Los campus con grandes áreas abiertas presentan multitud de retos cuando se trata de emergencias, ya sea al intentar cubrir largas distancias o por la disposición de los edificios y otras estructuras artificiales y naturales. Los teléfonos de luz azul equipados con iluminación, gráficos y pintura llamativos sirven como claro símbolo de ayuda. La ubicación de estas unidades también suele publicitarse para proporcionar una mayor concienciación y visibilidad. También ofrecen un nivel adicional de protección en entornos exteriores.

Fácil acceso: Los compartimentos para DEA que pueden abrirse tanto in situ como a distancia proporcionan un tiempo de respuesta rápido. Si se toman las medidas adecuadas para cumplir leyes y normativas importantes, como la Ley de Estadounidenses con Discapacidades (Americans with Disabilities Act), tampoco se excluirá inadvertidamente a un sector de la población. También es una buena idea consultar al personal local del SME para comprobar que se están tomando todas las medidas adecuadas.

Obligaciones legales: Naturalmente, las facultades y universidades estarán comprensiblemente preocupadas por su responsabilidad en situaciones que impliquen un DEA y una parada cardiaca súbita. Aunque siempre es una buena idea consultar a los representantes legales adecuados, la mayoría de las leyes del buen samaritano incluyen ahora el uso de un DEA. Aunque éstas varían de un estado a otro, los DEA parecen ofrecer más ventajas que riesgos, al tiempo que suponen un fuerte compromiso con la salud y la seguridad de la comunidad.

De hecho, un estudio reciente indica que más de la mitad de los estadounidenses esperan ahora disponer de DEA en lugares públicos como colegios, estadios, centros comerciales y aeropuertos. Incluso con este nivel de concienciación y disponibilidad, hay muchos lugares que siguen estando mal preparados para prestar el tipo de asistencia que podría salvar vidas.

Según el Departamento de Salud y Servicios Humanos, las posibilidades de sobrevivir a un incidente de parada cardiaca súbita disminuyen entre un 7 y un 10 por ciento por cada minuto que pasa sin desfibrilación. Nadie espera que se produzca una situación de emergencia, pero si aprovecha las múltiples ventajas que ofrece un teléfono con luz azul, estará preparado en caso de que se produzca.

Michael Zuidema es el Director de Comunicación de Code Blue.